Granizada en La Barrosa

Fue una mañana de abril de 1983 cuando  la playa se tiñó de blanco, mostrando una estampa  espectacular

FOTO: PEDRO LEAL / TEXTO: JOSÉ DE MIER

En esta ocasión Pedro Leal se comporta como fotoperiodista, alguien le ha avisado que La Barrosa se ha puesto blanca de tanto granizo como ha caido. Con su “Canon” en el hombro y unos cuantos carretes llegó a tiempo para  obtener esta originalísima imagen de nuestra playa.

La marea estaba en “vaciante”, el día entoldado y frescachón, con lo que el blanco hielo del granizo se conservó durante algo más de tiempo y muchos tuvieron la oportunidad de jugar en la playa como si fuera una pista de nieve. 

El buen hacer del fotógrafo intenta alejarse lo más posible de los lugares más transitados para poder demostrar la consistencia de la granizada.

 A lo lejos se divisa el restaurante El Azor y a la derecha uno de los búnker o fortines que se construyeron a todo lo largo de esta costa del sur Atlántico durante la Segunda Guerra Mundial, se encuentra asentado sobre la arena de la playa, la erosión ha ido descubriendo su cimentación. 

Sucedió en la primavera de 1983, en el mes de abril y claro está que sin el concurso de una máquina fotográfica no sería posible el poder hoy contemplar tan bella y curiosa imagen. 

La próxima granizada, seguro que se fotografiará con infinidad de teléfonos móviles y al rato tendremos y se habrán transmitidos cientos de imágenes y vídeos en “twitter” y en “facebook”.

Este fenómeno meteorológico  se produce sobre todo cuando se forman  fuertes corrientes de aire frío que hacen ascender con rapidez al aire caliente, si se forma la bola de granizo y el empuje hacia arriba se acaba o el tamaño de la “piedra” es grande, el aire no puede soportar el peso y esta acaba cayendo. Se suele producir con más asiduidad en el interior que en la costa.

En el norte se le llaman a las granizadas “pedregadas” y son muchas las ocasiones que crean problemas en cosechas y sobre todo en frutales.

 En Castilla, La Mancha, Valencia y parte de Aragón y Navarra, hasta hace pocos años  se hacían sonar las campanas de las Iglesias, con el toque de “tentenublo”, pues se estaba en la creencia  que las ondas sonoras emitidas por las campanas podían impedir la formación de tormentas con granizo.

Otro fenómeno extraordinario también sucedió en primavera, cuando llovieron ranas sobre la carretera de La Barrosa

Pero el fenómeno atmosférico más extraordinario que recuerdo que aconteciera en Chiclana, fue una ocasión, también en primavera,  que vi llover pequeñas ranas, las vi caer sobre la  carretera de La Barrosa, no se aplastaban con el choque sino que seguían vivas y dando saltos se agrupaban en un número importante en la cuneta, yo llegué a coger un montón de ellas. 

Debió  suceder hace mas de cincuenta y cinco años y me encontraba subiendo la cuesta de la Huerta Alta con algunos amigos. 

Durante años he creído que lo había soñado, pues cada vez que lo comentaba me decían que tal cosa era imposible. Hace poco leí explicaciones científicas, en revistas serias, que demuestran, no solo que es posible sino que sucede a veces.