Calentura ecuestre

Un desmedido interés por el uso del caballo, como ocio, surgió entre la sociedad chiclanera a principios de los ochenta del siglo pasado

Texto: JOSÉ DE MIER / Foto: PEDRO LEAL

Un desmedido interés por el uso del caballo, como ocio, surgió entre la sociedad chiclanera a principios de los ochenta del pasado siglo, fue como una calentura que se extendió como suave riada inundando a buena parte de la sociedad chiclanera.


No había mucha tradición ecuestre en Chiclana pues nunca fue nuestra tierra sitio de grandes dehesas y cortijos, para el cultivo de la viña o el de la huerta no se hacía imprescindible el uso del caballo, más bien eran precisos mulos y borricos como animales de carga, luego no era normal contemplar a grupos de caballistas, solo algunas ocasiones y con motivo de las carreras de cintas a caballo durante la feria de San Antonio.

Sin embargo, cierto auge económico y las condiciones de nuestro territorio, tantas parcelas y pequeñas propiedades rurales, facilitaron el asentamiento del caballo, entre muchas familias, casi como animal de compañía.


Sorprendía en aquellos tiempos, no hace tanto, ver a caballistas y amazonas ataviadas a la andaluza formando grupo, llamaba la atención el verlos pasear por las calles, en el caso de nuestra imagen la variada uniformidad de los participantes, de lo más heterogéneo, parece que influye en el desorden del desfile.

No obstante la cámara fotográfica, extrañada pero alerta, no se resistió a retener la imagen del conjunto de caballos, jinetes, amazonas y niños, en un atardecer de primavera.


Comenzaban a notarse la presencia de caballos en excursiones y romerías dentro del término municipal de Chiclana y sus alrededores. Aparecían jinetes acompañando a Santa Ana, en su romería y a la Virgen de los Remedios en el día de su fiesta.

El caballo aparece en los programas y carteles de San Antonio y ya como un verdadero espectáculo

El caballo aparece en los programas y carteles de las fiestas de San Antonio y ya como un verdadero espectáculo se consolida su presencia en el ferial, a mediados de los ochenta, una vez que se inaugura el primer “paseo de caballos”, en el “nuevo” recinto ferial de “La longuera”.


No me parece casual que este movimiento de la caballería coincida con la aparición de una gran “afición-devoción” a la virgen del Rocío. En 1982, hay devotos rocieros que hacen el camino acompañando a la Hermandad de Cádiz y es en 1987 cuando se crea la primera Asociación parroquial Nª Sª del Rocío en Chiclana, la cual consigue su transformación en Hermandad ya en junio del año 2004.


Nos puede servir de referencia para determinar el lugar de la fotografía, el fondo de la imagen en el que aparece un muro sujetando el terraplén de una huerta abandonada, este se encuentra coronado por una celosía, que sirve de pretil y de la que curiosamente se ven en muchas terrazas de viviendas de la época. Se trata de la “huerta de las fresas”, y la calle Dr Pedro Vélez por donde circulan los équidos, aunque todavía parece que es más bien el camino de la Soledad, ya que la poca sección de aglomerado y los grandes arcenes de tierra, en lugar de aceras, son secciones más de una carretera que de una vía urbana.