El escultor que susurraba a los gigantes de plata

Las icónicas obras de Pedro Barberá son la punta de lanza de un sueño que busca poner en valor la cultura almadrabera

Es casi imposible imaginar el perfil de nuestro litoral sin ellos. Gigantes de plata que, movidos caprichosamente por los vientos, los de levante y poniente, exaltan una de las mayores señas de identidad de un territorio de añoradas ‘levantá’. Atunes rojos, de bronce, estilizados, que, como el de Chiclana, nos recuerdan que aún está pendiente la ‘reconquista’ de estas aguas de ‘oro rojo’; la recuperación y puesta en valor de lo que este milenario arte de pesca ha significado y significa para la cultura, la historia y la supervivencia de unos pueblos que, como el nuestro, no se entienden sin el mar, sin las almadrabas.

“Desde que, artísticamente, me asomé por vez primera al apasionante mundo que gira en torno al atún rojo, a su milenaria captura, quedé hipnotizado. Conocía su existencia, su relevancia en nuestras costas, pero, hasta entonces, jamás llegué a calibrar, a ser consciente, de su extraordinaria riqueza”, apunta Pedro Barberá, escultor y padre de esos gigantes de plata que juegan con el viento y, lo que es más importante, de un proyecto patrimonial, turístico y cultural apasionante.

“Una vez que fui consciente de la extraordinaria riqueza e importancia de este universo que a lo largo de los siglos se ha movido alrededor del atún rojo”, señala, “me puse a trabajar en él, a estudiarlo con detenimiento y profundidad. Un trabajo que convirtió mi interés en pasión y que me llevó
a desarrollar un proyecto, creo que ambicioso e interesante, en torno a las icónicas esculturas de los atunes rojos”.

“Mi idea tuvo aceptación y gracias al Grupo de Desarrollo Litoral pude ponerla en marcha, anclando a lugares emblemáticos, en los que está documentada la existencia de almadrabas, las primeras veletas de atunes rojos”. Veletas que hoy orientan los vientos de siete localidades gaditanas y que aquí, en Chiclana, se localiza en la rotonda del centro de salud de Los
Gallos.

UN SUEÑO POR CUMPLIR

“Según me dijeron”, recuerda, “es la rotonda más transitada de Chiclana, pero a mí me hubiese gustado levantarla en el poblado de Sancti Petri”, ese mágico entorno almadrabero que, recuerda, “visité con mi padre cuando apenas tenía 6 años”. Un deseo que Pedro Barberá, el escultor del mar, proyecta junto a otros que van más allá y que buscan lo que se nos antoja obvio, que Chiclana y el resto de poblaciones almadraberas de la costa de Cádiz hagan de su pasado y presente almadrabero una herramienta única de desarrollo turístico, cultural y económico.