Nada es por casualidad, ni el optimismo

Aunque, como en tantas y tantas ocasiones, hay quienes se manifiestan incapaces de resaltar, de poner en valor, el esfuerzo y acierto común y, casi por defecto, saludar los horizontes que, con las cautelas necesarias, se abren fruto de esas actitudes acertadas, responsables y solidarias; lo cierto es que Chiclana (así lo dicen las cifras) ha abierto este nuevo tiempo de desescalada en una posición de privilegio.

Una posición que, como decía, nada tiene que ver con las casualidades, sino que es reflejo de, primero, el comportamiento responsable que ha tenido la práctica totalidad de los chiclaneros y, por extensión, sus comerciantes, hosteleros, empresarios, colectivos, ONGs…

Y, segundo, de las medidas que, en un escenario tan grave y desconocido, se han y están adoptando a nivel institucional a través de ese Comité de Seguimiento del COVID-19 que lidera el Ayuntamiento y del que participan fuerzas de seguridad, partidos políticos, etc.

Medidas que, obviamente, siguen la línea marcada por el Gobierno y, muy en especial, por el Ministerio de Sanidad.

Contamos con grandes y paradisiacas playas; con hoteles espaciosos de excelencia; con bares,  restaurantes y chiringuitos de gran calidad, con capacidad para adaptarse a la nueva realidad

Así que, llegados a este punto, en el que es obvio que no nos hemos sacudido las incertidumbres (¡quién sabe cuándo llegará ese día!), es necesario hacer una doble lectura en positivo.

La primera y más evidente es que de nuestra actitud y responsabilidad, de la de todos, sin excepción, va a seguir dependiendo que sigamos ganándole la batalla al COVID-19. Ya hemos demostrado que somos capaces, así que no bajemos la guardia. Y la otra y no menos importante, que contamos con el mejor de los escenarios para volver a remontar el vuelo. 

Y es que, por ejemplo, no se puede ver como papel mojado que cumplamos todas las exigencias que, según indica la encuesta de Hosteltur, exige ese ‘nuevo’ turista. 

Contamos con grandes y paradisiacas playas; con hoteles espaciosos de excelencia; con bares,  restaurantes y chiringuitos de gran calidad, con capacidad para adaptarse a la nueva realidad; con una red de comercios y empresas que llevan el ADN Chiclana, ese que ha hecho tan reconocida a esta tierra, y, por poner un ejemplo más, con grandes espacios verdes. En definitiva, un escenario envidiable que responde a ese concepto de destino seguro que ahora se ambiciona.

Nada está ganado, cierto; pero no lo es menos que tenemos una situación de privilegio que, si cabe, nos debe servir para,  día a día, alimentar el futuro más inmediato desde la responsabilidad, el optimismo y el esfuerzo.  

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