Una chirigota ‘de lo más legal’

En el Carnaval de 1982, el grupo ‘Pazo-calle’  sacó la chirigota ‘Los mangantes del petróleo’, inspirada en la segunda crisis del petróleo

TEXTO: JOSÉ DE MIER // FOTO: PEDRO LEAL

Aunque la fiesta del carnaval en Chiclana se celebraba de una manera tolerada y a medio escondidas durante los años que duró la dictadura, no fue hasta el ‘carnaval en libertad’, el 15 de febrero de 1977, cuando se produce una verdadera exaltación de la fiesta con una enorme participación activa de mucha gente joven.

Nuestro reportero gráfico, nos muestra al grupo ‘Pazo-calle’, con el tipo que lucía en el carnaval de 1982, ‘Los mangantes del petróleo’. Aquellos personajes, los ‘magnates’ dueños del oro negro, estaban de actualidad y eran muy populares, pues todavía en aquel año se notaban los coletazos de las subidas de precios de los carburantes durante la segunda crisis del petróleo en el año 1979.

Los sorprende ‘haciendo bulla’ por la Alameda del Río y aprovecha el escenario tan urbano  para ‘tirarles’ unas cuantas fotografías, así consigue mostrarnos y casi datar para la posteridad a la chirigota en su tiempo. 

Debido a los años pasados, lo accesorio de la fotografía, su fondo, adquiere mayor realce, pues se ha ido transformando en un documento histórico. Así, nos muestra un ‘Seat 850’, por entonces ya algo veterano, pues su matrícula es del 69. 

Funcionaba en esa fecha la primera agencia de viajes de la ciudad, Viajes Rico, se estaba edificando el edificio de la ‘Caja de Ronda’, hoy Unicaja, en la esquina con la calle de La Vega, donde estuvo el club ‘Pepe Gallardo’ y aún perduraba la cafetería ‘La Cubana’, en cuyo salón de la parte alta se habían tomado su primera cerveza o el primer café una parte importante de la juventud chiclanera de aquellos años.

Su aparición  supuso un cambio bastante interesante en las chirigotas chiclaneras

El grupo ‘Pazo-calle’, que ya lleva cumplido más de un tercio de siglo participando con su chirigota cada carnaval y con personajes muy diferentes y acertados, supuso un cambio interesante en las chirigotas chiclaneras. 

No se trataba de competir con otros en ningún concurso, ni siquiera de vender el repertorio o pedir entre los oyentes-espectadores alguna propina, con objeto de obtener algo de dinero, la agrupación no tenía ‘postulante’. Se trataba de un grupo de aficionados que, con un pequeño repertorio de pasodobles y cuplés, criticaba, con fina ironía, los acontecimientos y personajes que habían destacado en la ciudad  durante el año. 

La cuestión era participar, que no se perdiera la tradición, al mismo tiempo que se pasaban unos carnavales de lo más feliz y agradable, aunque con mucho trajín y con la voz cada día más cascada y hasta rota.

El ‘estribillo’ de aquel año criticaba  la complicada situación del alcantarillado y del río Iro, que originaban inundaciones en cuanto llovía con alguna intensidad y decía así: “Que feíta, que feíta,- que feíta esta Chiclana,- que penita a mí me da,- como se ponen las calles,- Ay. Cuando cae una meá.  Jálamela”.

En Cádiz a estos grupos de amigos que salían a la calle a divertirse y a divertir a los demás le comenzaron a llamar  ‘chirigotas ilegales’.