Los humedales celebran su día
El complejo endorreico de Chiclana, integrado por las lagunas de Jeli y Montellano, es el gran icono de un paisaje en el que tienen su hábitat aves como la malvasía cabeciblanca
Metidos en pleno invierno, los humedales de Chiclana y sus habitantes acaban de celebrar su día, ese que se fijó un 2 de febrero de 1971 en la localidad iraní de Ramsar y que trajo consigo el compromiso de los países firmantes con la conservación y el uso racional de estos espacios.
Ecosistemas con gran diversidad biológica, reguladores del ciclo del agua y del clima, Chiclana es un territorio rico en humedales, escenarios en los que la vida fluctúa de la mano de la caprichosa meteorología.
Si eres amante de la naturaleza y de las aves, tienes que saber que el humedal chiclanero por excelencia es el Complejo endorreico (sin salida al mar) de Chiclana, integrado por las Lagunas de Jeli y Montellano.
Asentado en una zona de campiña de relieves suaves y elevaciones poco pronunciadas, también se extiende por la vecina localidad de Medina Sidonia y en sus orillas podemos encontrar plantas como eneas, carrizo, castañuela o tarajes, follaje en el que encuentran su hábitat ideal aves como el somormujo lavanco, el calamón común o la focha cornuda.
La Laguna de la Paja encierra endemismos como la Armeria gaditana
Asimismo, especies como la malvasía cabeciblanca, la cerceta pardilla y el flamenco hacen de él su residencia invernal o lugar de descanso en su viaje a tierras africanas.
A este complejo se une la Laguna de La Paja, localizada cerca del núcleo urbano, de profundidad escasa y que se colmata temporalmente con las lluvias.
Cuenta con endemismos como la Armeria gaditana, Eryngium galioides y Frankenia boissieri y la habitan a aves como el porrón pardo, el ánade friso, la malvasía cabeciblanca, el zampullín común, el calamón o la focha común.