El baile con duende

MACARENA RAMIREZ / Bailaora

Temperamental, elegante y chiclanera militante, se ha convertido en uno de los grandes talentos de ese arte universal llamado flamenco. Bailaora con duende, sueña con llevar su espectáculo ‘Efímero’ por todo el mundo 

Tiene ese intangible que llaman duende. Ese pellizco que, no se sabe bien por qué,  atrapa solo a unos pocos y los convierte en intérpretes, únicos, de ese arte que,  como describe Miguel Poveda, “cuenta en pocas frases un mundo”. 

Temperamental, elegante, estudiosa incansable del arte y paya con alma flamenca, Macarena Ramírez, chiclanera militante, se ha convertido por méritos propios en una de las grandes bailaoras del momento.

¿De dónde le viene esa pasión por el flamenco?

La verdad es que no tengo ni la más remota idea. En mi casa nunca se ha escuchado flamenco y yo no supe nada de él hasta que comencé a dar mis primeras clases en el colegio, entonces de la mano de mi profesora María Casanova.

¿Fue un flechazo?

Algo así, porque, aunque solo tenía 6 años, para mí se convirtió muy pronto en algo muy especial. Lo sentía tanto que me echaba a llorar como una magdalena cuando me equivocaba, no lo soportaba.

¿Es entonces cierto eso de que el flamenco se lleva  dentro, que hay que nacer con lo que llaman duende para poder transmitirlo?

Sin duda. Aunque es verdad que se trata de un arte que, con disciplina y esfuerzo, se puede aprender; no lo es menos que si no tienes ese duende es muy complicado, por no decir imposible, que puedas transmitir sobre un tablao los sentimientos y emociones que emanan del flamenco.

Como dijo José Monge Cruz,  Camarón, “el flamenco no tiene más que una escuela: transmitir o no transmitir”. 

Así es. Es la frontera que marca  que al final seas una buena bailaora, un buen cantaor o un buen guitarrista. Tienes que ser capaz de hacer que el público perciba y se emocione con ese universo de sentimientos que provoca el flamenco. Eso es tener duende, transmitir.

El flamenco sólo lo puedes transmitir si naces con él dentro”

MACARENA RAMÍREZ

No obstante, ¿no todo es duende; también hay que estudiar y trabajar mucho?

Más de lo que muchos creen. En mi caso, no he dejado de aprender y esforzarme desde que pisé por primera vez esas clases del colegio a las que hacía referencia. Un camino, ya largo, en el que he tenido el enorme privilegio de aprender de maestras y bailaoras como Antonia Baro, María del Mar Moreno, Antonio El Pipa, Cristina Hoyos, Sara Baras, Rubén Olmo, Ana María Bueno, Rocío Coral, Eva la Yerbabuena, Fuensanta La Moneta, Rocío Molina, Fernando Romero, Rafael Campayo, Currillo, Alicia Márquez, Isabel Bayón, Alfonso Losa y Carmen La Talegona, entre otros. Todos, grandes profesionales y personas que han dejado en mí su huella.

Si le pidiese que me dijera por qué bailaora o bailaor siente especial devoción, ¿cuál sería?

No hay uno. Son muchos y muy buenos con los que, afortunadamente, cuenta el flamenco. Por ejemplo, me encanta Manuela Carrasco, su cara, su forma de transmitir, su todo. Pero también  me cautiva la forma de bailar, de moverse con la bata de cola, de Matilde Coral. Igualmente, me gusta mucho Rocío Molina, Farruquito, Eduardo Guerrero o Antonio El Pipa, entre otros muchos. Yo soy de las que piensan que de todas y todos se puede aprender, que tienen algo especial que los hace grandes y diferentes. 

Hablemos de los palos del flamenco, ¿con cuál se siente más cómoda?

Por aquello de que la tierra tira y mucho, me encanta bailar unas alegrías con bata de cola y mantón;  me siento plena. No obstante, también me gusta bailar por soleá, cañas y seguirilla. He de decir que también influye mucho el estado de ánimo que tengas el día en cuestión. Hay veces que te sientes pletórica y el cuerpo te pide bailar unas alegrías y otras que estás muy inspirada y disfrutas con una soleá. Al final, de lo que se trata es que lo que transmitas lo hagas con el alma, ya que si no es así, no es flamenco.
Al público no se le puede engañar, si no hay corazón, se nota.

Supongo que, pese a lo mucho e importante que ha logrado, aún  tiene sueños por cumplir, ¿dígame uno?

Me encantaría llevar mi espectáculo ‘Efímero’ por todo el mundo.
Los artistas, como es sabido, vivimos en un sueño eterno y estoy segura que después de ese vendrán otros muchos.

¿Considera que el flamenco en España está reconocido?

No todo lo que debiera. Te das cuenta cuando sales al extranjero y te muestran una pasión que aquí no percibes tanto. Aquí, si dices que eres bailaora, no te miran igual que si eres abogado, médico o ingeniero, que es el caso de mi hermano.

Chiclana siempre me ha tratado muy bien; me siento muy afortunada”

MACARENA RAMÍREZ

Es una pena, porque el flamenco es un patrimonio único en el mundo.
Chiclana, ¿cómo le ha tratado?

Solo puedo tener palabras de agradecimiento para los chiclaneros, las peñas y el propio Ayuntamiento, que siempre me han dado su cariño y apoyo. Me siento una privilegiada por ello.

Y, ¿cómo definiría la situación actual del flamenco en la localidad?

Creo que el flamenco siempre ha estado muy presente, con grandes artistas que lo han engrandecido. Ahora también ocurre lo mismo, con jóvenes y grandes valores.

Si tuviese que darle un consejo a esas jóvenes chiclaneras que empiezan ahora y que, sin duda, quieren seguir sus pasos, ¿qué les diría?

Que nunca pierdan la ilusión y que no dejen de aprender y esforzarse.
Aunque vengan días que tengan ganas de tirar los tacones, que no abandonen. Soy de las que piensan que el que la sigue la consigue.