¿Mi trabajo determina mi valía?

Existe un problema en muchas personas que provoca malestar y depresión y que deriva de una creencia errónea muy extendida y que es totalmente autodestructiva. La creencia a la que me refiero  es la de equiparar el éxito o los logros con la valía personal.

Tener este sistema de valores conlleva motivar a la persona a producir más para cumplir con las exigencias y expectativas de su jefe/a y con las suyas propias; una persona puede esforzarse mucho en su trabajo porque piensa “erróneamente” que esto le dará mayor valía y será una persona más atractiva, es decir, deja su autoestima en manos de ese logro profesional, ¿pero qué ocurre si no llega a lograr lo que se ha propuesto? ¿Si no logra cumplir con las expectativas de su superior? La persona puede llegar a obsesionarse y pensar que “no está a la altura”, por lo que puede sentirse frustrada, humillada y desarrollar síntomas depresivos a la vez que pensamientos automáticos del tipo: “No valgo nada”, “No soy lo suficientemente bueno/a”, “No sirvo para nada”. 

Detrás de todo ello, existe el MIEDO. El miedo que se genera, es hacia el fracaso. No llegar a cumplir con las expectativas del jefe/a o con las suyas propias porque cumpliéndolas se sentiría valioso/a y conseguiría el éxito, equipararía a fracasar y eso ¡sería terrible!

La mayoría de las personas no tienen grandes éxitos laborales y sin embargo pueden vivir felices

OLIVA CASTRO

Pero la realidad es que en el mundo la mayoría de las personas no tienen grandes éxitos laborales y sin embargo pueden vivir felices, por tanto, la felicidad de una persona y su valía no dependen de sus éxitos en el trabajo. La gente que triunfa no es más valiosa, y no los hace más respetables por ello pero cuando impera esta creencia en una persona, la depresión va a surgir en cualquier momento. ¿Que no haya conseguido el éxito significa que ya no voy a ser respetable? ¿No valgo nada por ello? ¿No voy a poder hacer cosas valiosas por mí o por los demás?

Ante estas creencias es necesario poner en marcha unas estrategias.

El primer paso necesario para desmitificar esta creencia autodestructora, es poder ver las ventajas e inconvenientes de mantenerla. Ciertamente, si para una persona el éxito equivale a la valía, habría que analizar cuáles son los pros y contras de creer eso. Probablemente, su jefe estaría contento, la propia persona se sentiría feliz y exitosa, ganaría mucho dinero, pero ¿qué inconvenientes tendría eso? Viviría por y para el trabajo y para cumplir con expectativas ajenas (cuando dejamos nuestra felicidad en manos de algo ajeno a nosotros, siempre tendremos altibajos importantes porque para los demás nunca será suficiente), cada vez se puede sentir más obligado y con más carga laboral, al sentirse obligado y con más carga de trabajo, puede experimentar falta de autorrealización y esto conllevaría sentimientos negativos y además, todo esto indudablemente repercutiría negativamente en los demás aspectos vitales: familia, pareja, relaciones sociales… 

Por supuesto, es importante también refutar los pensamientos negativos que hacen que la persona ante la falta de éxito se sienta inútil y poco valiosa. El problema no radica en la actuación de la persona sino en la forma tan crítica en la que se menosprecia, es necesario ver la parte racional de todo ello.

Siempre es importante aspirar a lograr aprendizaje, satisfacción, desarrollo personal, construirse metas realistas y trabajar para lograrlas. Plantearse humildemente ¿qué problema me puede surgir hoy? ¿cómo voy a resolverlo? Y centrarse en las soluciones, en crear estrategias adaptativas y positivas en lugar de centrarse en el problema en sí.

La vida está llena de oportunidades para la felicidad y el placer y no se necesita el mayor éxito para poder experimentar satisfacción y sentirse bien consigo mismo. Así pues, ¿qué tengo que perder? No necesitamos mucho para poder sentirnos bien y ser felices.

OLIVA CASTRO
Psicóloga sanitaria