Torre del Puerco, centinela de la historia

Hace décadas, siglos, que en la parte superior de esta atalaya de siete metros de altura e interior abovedado ya no se divisa ni humo ni fuego. Atrás quedaron aquellas épocas, ya remotas, en las que, junto a un sinfín de torres estratégicamente ubicadas a lo largo de la Costa Alántica (desde el Estrecho hasta Ayamonte), la Torre del Puerco jugaba un papel destacado, clave, en la vigilancia de unas aguas permanentemente amenazadas por embarcaciones piratas.

Integrada en un sistema local de vigilancia marítima del que también formaban parte las torres Bermeja y Barrosa (esta última también llamada Aguada y ya desaparecida), este monumento de interés cultural ha sido testigo privilegiado de algunas de las páginas más importantes de la historia de Chiclana y de España, como lo fue la Batalla de Chiclana (1811), en la que los ejercitos españoles y anglo portugueses libraron un feroz enfrentamiento con las fuerzas invasoras francesas.

Construída en el siglo XVI, a base de tejas, ladrillos y desechos de cocción de alfares, la Torre del Puerco, localizada en la loma del mismo nombre, ha pasado de ser un elemento de defensa militar a convertirse en uno de esos innumerables puntos mágicos que atesora una de las mejores playas de España, La Barrosa.

Contemplar desde esta atalaya del litoral gaditano como el sol se esconde tras los ‘muros’ del Castillo de Sancti Petri es una experiencia incomparable, más aún si la espera está provista de unas vistas, a caballo entre los términos de Conil y Chiclana, de unas cálidas aguas que van al encuentro del continente africano y del Estrecho de Gibraltar.

Junto a la Torre del Puerco se localiza uno de los muchos cuarteles de la Guardia Civil que, tiempo atrás, también sirvieron para vigilar la actividad en la amplia franja litoral gaditana y andaluza.